Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
0,00€ Total
9786077411956

Haz clic en la imagen para ampliarla

NEUROANESTESIA PR CTICA

EAN 9786077411956
Peso 298
Páginas 200
Tamaño 15.5cm X 22.5cm
Edición 1

Disponible en breve

16,83 €

Comprar

La neuroanestesia, al igual que las dem s subespecialidades, ha evolucionado a travs de los a¤os. Desde la primera demostraci¢n de la acci¢n del ter en 1846, y posteriormente la del cloroformo en 1847, la anestesia se dio a conocer en todo el mun... Seguir leyendo

info
La neuroanestesia, al igual que las dem s subespecialidades, ha evolucionado a travs de los a¤os. Desde la primera demostraci¢n de la acci¢n del ter en 1846, y posteriormente la del cloroformo en 1847, la anestesia se dio a conocer en todo el mundo. Sin embargo, en relaci¢n a la anestesia para los procedimientos neuroquir£rgicos, hubo un avance y una aceptaci¢n m s lentos, probablemente porque ya se sab¡a que el cerebro no posee terminaciones nerviosas para el dolor y que, por lo tanto, acceder a la inconsciencia no resultaba tan necesario. Uno de los primeros neurocirujanos, Victor Horsley (1857?1916), quien profundiz¢ en el conocimiento de la neurofisiolog¡a, investig¢ los efectos que los diferentes anestsicos ten¡an sobre el contenido craneano. Concluy¢ que el ter, por sus propiedades hipertensivas, causaba un mayor sangrado, v¢mito posoperatorio e inquietud posquir£rgica, por lo que su uso en neurocirug¡a deb¡a ser proscrito. En contraste, consider¢ que la morfina, al no aumentar el flujo sangu¡neo cerebral, era m s adecuada, aunque la limitante estaba dada por los efectos de depresi¢n respiratoria q

Productos Relacionados: