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®Frente a una crisis, la tendencia del esp¡ritu reflexivo ha de ser, pues, hallar respuesta a los interrogantes decisivos; y de ese af n por descubrir el secreto de la trayectoria de cada uno de los elementos en pugna ha de nacer, para el esp¡rit... Seguir leyendo
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®Frente a una crisis, la tendencia del esp¡ritu reflexivo ha de ser, pues, hallar respuesta a los interrogantes decisivos; y de ese af n por descubrir el secreto de la trayectoria de cada uno de los elementos en pugna ha de nacer, para el esp¡ritu reflexivo, una preocupaci¢n de tipo hist¢rico manifestada como un anhelo de reconstruir la l¡nea de coherencia que subyace en el decurso del grupo en el que la crisis se opera. En esta l¡nea de coherencia, en efecto, y acaso s¢lo en ella, puesto que la vida social no tiene m s realidad que su pasado, se oculta la pauta que pueda servir para definir una posici¢n frente a una crisis? No es, pues, sino una toma de posici¢n frente a la crisis lo que condiciona la concepci¢n historiogr fica. Se nutre, en general, de los elementos dados, esto es, de la concepci¢n vigente, para l, del mundo y la vida; pero dentro de ella se circunscriben, conscientemente o no, aquellos que se presumen valiosos para explicar la coincidencia con la realidad de cierta l¡nea de desenvolvimiento de la vida hist¢rica en la que encuentra su justa articulaci¢n el proceso de elaboraci¢n, eclosi¢n