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?Vivir en el desorden, el caos, las contradicciones, los celos, las traiciones, las luchas, los socavos, es, no obstante, vivir. Hacerlo entre enfermedades, desilusiones, agresiones, es, no obstante, vivir. Transcurrir entre peligros, amenazas, inseg... Seguir leyendo
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?Vivir en el desorden, el caos, las contradicciones, los celos, las traiciones, las luchas, los socavos, es, no obstante, vivir. Hacerlo entre enfermedades, desilusiones, agresiones, es, no obstante, vivir. Transcurrir entre peligros, amenazas, inseguridades, violencias, miedos, intimidaciones, es, no obstante, vivir. Salud y enfermedad conforman un continuo de la reserva a la discapacidad. Vivir es ciertamente arriesgado. Todos los d¡as sufrimos la exposici¢n a innumerables situaciones que atentan contra nosotros, no s¢lo en las grandes ciudades sino incluso en los m s apacibles parajes. Los microbios ?dentro y fuera de nosotros?, los alimentos, las diversiones, el transporte, las diversas formas de contaminaci¢n del ambiente, tanto el general como el laboral, el clima, los comportamientos de los dem s y el nuestro: todos se constituyen tambin en potenciales agresores, al tiempo que conforman nuestro entorno vital. Hay suficientes argumentos para alimentar cualquier tendencia paranoide u obsesiva. En cambio, la visi¢n optimista soslaya los riesgos y hace que se disfrute la vida. El trmino medio los consid