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La «excelencia» es el santo grial de la vida académica. Los académicos se esfuerzan por producir investigación que influya en la dirección de su campo. Las universidades compiten por mejorar su posición relativa.Los estudiantes buscan mentores... Seguir leyendo
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La «excelencia» es el santo grial de la vida académica. Los académicos se esfuerzan por producir investigación que influya en la dirección de su campo. Las universidades compiten por mejorar su posición relativa.Los estudiantes buscan mentores que los inspiren. Pero si bien la excelencia se evoca en todas partes, hay poco consenso interdisciplinar sobre lo que significa y cómo se logra, en especial en el mundo de la investigación. En Cómo piensan los profesores, Michéle Lamont se adentra en el sistema de evaluación académica conocida como revisión por pares, en el que profesores de gran prestigio juzgan, por lo general de forma confidencial, el trabajo de otros. Mediante la observación de las deliberaciones para la concesión de becas y ayudas a la investigación y entrevistando a miembros de paneles multidisciplinares, la autora estudia este peculiar y poderoso mundo secreto y nos revela como los antropólogos, politólogos, estudiosos de la literatura, economistas, historiadores o filósofos no comparten las mismas normas. Los economistas prefieren modelos matemáticos, los historiadores prefieren diferentes tipos de evidencia y a los filósofos no les importa mucho si sólo otros filósofos los entienden. Pero cuando se juntan para evaluar, se espera de ellos que expliquen sus criterios, respeten la experiencia de los otros y eviten admirar sólo el trabajo que se asemeje al suyo propio. Ellos deben decidir si la investigación es original e importante, ambiciosa o simplista, oportuna o simplemente de moda. La capacidad para analizar la complejidad y reconocer la calidad a fin de llegar a las decisiones más justas no es algo meramente racional y mecánico es también emocional, cognitivo y social.